jueves, 12 de julio de 2012

La Metamorfosis de Kafka: Editado.




Cuando Fernando Casas se levantó a medianoche, se encontró en el sofá que estaba en su cuarto convertido en una paloma. Estaba parado, inmóvil, sobre sus dos patas puntiagudas y llenas de escamas. Al levantar su cabeza con movimientos bruscos pero cortos, se percató de las numerosas plumas que cubrían todo su cuerpo. Sus brazos se habían tornado alas y alcanzaban tal longitud que sobrepasaba el tamaño del sofá. Las uñas de sus patas, totalmente resquebrajadas, le mostraba lo frágil en que se encontraba.
-¿Qué me ha ocurrido?, pensó. No era un sueño, todo era real.

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